La arquitectura es una experiencia vital para cada uno de nosotros.
Es vivencia cuando la habitas, la contemplas, la conoces, la reconoces, la recuerdas… Cuando forma parte de lo cotidiano, de tu rutina, de tu camino, de tu recorrido, de tus sueños, de tu viaje, de tus vacaciones… y te gusta, te apasiona o puede que te desoriente o te moleste.
Es destreza cuando la creas, la diseñas, la proyectas, la dibujas, la representas, la calculas, la construyes, la decoras, la humanizas… o la pintas, la fotografías, la modelas y la eternizas. También cuando la ocultas, la destruyes, la modificas, la desapareces… o la valoras, la rehabilitas, la reconstruyes, la recuperas, la restauras.
Es conocimiento cuando la analizas, la descubres, la interpretas, la criticas, la admiras, la comprendes y se transforma en evidencia, testimonio, en relato… Cuando la revelas, la explicas, la trasmites, la enseñas o cuando la aprendes, la estudias y te ilustra, te orienta, te guía… Cuando la documentas, la narras, la expones, la detallas, la escribes, la publicas…
Forma parte de tu mundo cuando te representa, te pertenece y la conviertes en tu herencia, en tu patrimonio o el de tu pueblo, tu barrio, tu ciudad, tu país o del mundo entero… y entonces te emociona, te maravilla, te deslumbra, te identifica… y con seguridad te traslada también a otros mundos, a otras épocas, a otras culturas…
Espero que este espacio se constituya en el encuentro entre mi experiencia con la arquitectura -como habitante, viajera, arquitecta, historiadora, profesora, investigadora y escritora- y la tuya, cualquiera sea tu relación con ella.
¡Vivamos juntos la experiencia de la arquitectura!